Los laberintos de la espiritualidad

Fr E.G.

Es poco el tiempo de conocernos. Lo sé, pero ha sido sustancial para que haya descubierto lo mejor y lo peor de mí, por lo tanto, en mi percepción, le visualizo como figura admirable y de autoridad.

Me encariño fácil y ya le profeso bastante cariño. Soy extraña y testaruda, lo sé, pero valoro mucho que me lea, soporte las adversidades de mi espíritu y que pese a eso me emita algunas recomendaciones, desde su sabiduría, para ver si proceso “algo”.

Ese espacio en el que lo conocí transmite mucha paz, me da apertura para relatarlo en alguno de mis personajes de una historia. Lo adhiero a mi mente y aguardo permanecer en frecuente contacto.

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