Por Brenda Trujillo
Será un día histórico cuando todas las féminas elijan no expresarse mal de su compañera o la otra, será una sorpresa cuando todas las mujeres, sin importar edad e ideología, reconozcan plenamente su liberación física y su encanto y su encanto por el sexo, sin remordimientos ni recatos.
Dando continuidad al Día Internacional de la Mujer como cada año, se aborda la causa de los derechos de ellas, desde un punto crítico en diferentes ámbitos. En 2020 se hizo el llamado “Paro Nacional”, el 9 de marzo, el llamado “Un Día Sin Nosotras”, cuando no fueron a trabajar las féminas y se ausentaron de las labores cotidianas, tratando de demostrar que sin ellas el país sufriría un gran tormento.
Fue una manifestación silenciosa, la cual trató de representar el dolor de miles mujeres cuando son violentadas, denigradas o no respetadas por el sexo opuesto. Los hombres ya no son como siglos pasados: unos bárbaros, pero siguen prevaleciendo algunos que no cambian sus ideas machistas… ¡Eso sí! Pero, en el contexto actual, de una u otra forma, han tenido que aceptar el nuevo rol femenino.
Sin embargo, aún falta mucha trayectoria para que los hombres y mujeres logren comprender la complejidad del asunto, es decir, los dos quieren sentirse empoderados, pero ninguno es mejor que otro, se trata de detectar las fortalezas y debilidades de cada uno, no para menospreciar, sino para reconocerse plenamente como lo que son.
Por ejemplo, es correcto cuando se reclama que la mujer posea los mismos derechos sexuales, laborales y oportunidades profesionales que un hombre, que no sea rechazada para ser contratada si está embarazada, es válido cuando ellas alzan la voz porque en una relación de pareja él quiere dominar, mandar o exigir, es necesario armar un escándalo si las féminas son violadas porque son vistas como objetos sexuales.
No obstante, también es menester admitir la naturaleza del hombre y sus capacidades fisiológicas; el grado de testosterona que tienen y la que les conduce a accionar más impulsivamente o bien, la fuerza física, la cual es mayor a la de la mujer. Así como él debe admitir que ella tiene mayor umbral de dolor ante ciertas situaciones; su fortaleza para soportar un parto o una enfermedad.
Pintar murales y hacer múltiples marchas cada año puede ser una manera simbólica de rebelarse, pero hasta ahí, a veces es erróneo cuando las mujeres quieren demostrar su inconformidad con la misma agresividad que ellos implementarían cuando golpean y agreden. Las marchas pueden ser un preámbulo para anunciar una acción eficaz.
Es una realidad que muchas mujeres que se encuentran marchando en este mismo momento, los días siguientes podrían fomentar el machismo en su misma familia, hoy vociferan ¡Viva la libertad de la mujer! Pero, después solapan, el machismo del hermano o el papá. Hay que empezar por ahí. El núcleo familiar es muy importante en dicha concepción; por ejemplo, la mamá espera que se marche su hija de la casa hasta que encuentre un hombre que la haga “feliz”, no desea que se independice por sí sola.
La tía le dice a su sobrino “No andes con esa puta”, una amiga le dice a otra que es de “cascos ligeros” o que es “una fácil”, todas esas denominaciones reflejan machismo y son muy comunes que se sigan expresando. Por eso es hipócrita cuando supuestamente todas se defienden y se quieren en este 8 de marzo. Si un hombre tiene relaciones amorosas o sexuales con varias mujeres, no pasa nada, es visto como un “Don Juan”, pero si la fémina posee a muchos varones, entonces es una puta y he ahí el error y la farsa. Si ella lo elige con sus debidas precauciones también puede estar con varios.
Al final, el deseo es la equidad, la alimentación de una lucha que ha sido difícil y muy acertada, pero que conlleva sus propias contradicciones como toda guerra, es relevante hacer notar los puntos débiles como los que se mencionaron para que la rebelión tenga más valor, el momento en que todas las mujeres decidan armar una verdadera alianza con ellas será un día histórico.