Por Brenda Trujillo
El elemento vital para nuestro crecimiento: los profesores. Todos fuimos alumnos de la educación básica y otros de la Universidad, pero siempre hay maestros que tendremos grabados en el corazón.
En el marco del Día del Maestro, transmito mis mejores deseos a cada mujer y hombre que ejercen con mucho ahínco su profesión. Mando una felicitación general a las y los profesores de México.
No obstante, para aquellos que formaron parte de mi evolución y despertar en la secundaria, preparatoria y Universidad les expreso mi mayor gratitud y cariño, en el tiempo y espacio que nos tocó compartir.
Destaco la osadía de los mentores para enfrentar los conflictos suscitados en cada alumno/ estudiante y la gran responsabilidad de saber que una palabra o acción del maestro/a puede desarrollar motivación, aprendizaje, impulso o todo lo contrario, desvalorización o decepción.
La batalla del profesor no es fácil, ya que también son maestros de la vida y no solamente de una asignatura.
Agradezco, en lo particular, a todos aquellos profesores y profesoras cercanas, que en su momento, visualizaron mi talento de artista, asimismo, sus consejos y múltiples cuestiones existencialistas, debido a mi personalidad y adolescencia/ juventud.
A los casi 30 años, los sigo teniendo en mi memoria y cada uno con los que tuve una conversación profunda, rescato todo lo que alguna vez me aportaron…
A veces parece que no funcionó, pero la enseñanza no es inmediata; en la “praxis” los resultados suelen ser posteriores.
Con cariño….