Por Brenda Trujillo
El tiempo lo soluciona todo; menos la justicia.
El tiempo es la mejor herramienta para mostrar la verdad. Sin embargo, el tiempo no es suficiente para que se solucione la justicia.
En este 8M, que se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, hacemos una recapitulación de los hechos que retumbaron los gritos actuales por el país y el mundo para recalcar los Derechos como féminas que se tienen, debido a la violencia sexual, abusos y desigualdad que ha habido durante décadas.
Actualmente, desde el siglo pasado, se podría denominar que ya hay más libertades para las mujeres, desde la emancipación en 1953 cuando adquirieron el derecho a votar en las elecciones.
Asimismo, la igualdad de garantías entre hombres y mujeres se han sumado a la Constitución. La mujer, sin represión, ya puede elegir lo que quiere y lo que hace.
No obstante, se continúa en la lucha, pues siguen prevaleciendo los feminicidios y el acoso sexual hacia la mujer. Ese no se acaba. En algunos ámbitos, hasta aumenta por la fiereza masculina y el arraigo a su educación machista.
En algunos casos, se encuentra adornado y es fomentado por la misma fémina. Esa es la gran interrogante y la crítica.
La mujer aprueba que el hombre sea violento o despectivo con otra u otras de su mismo género. Es decir, protege a las suyas; de su círculo cercano, pero lo inculca a través de la sociedad.
Ejemplo: Una mujer a sus hijas, hermanas, mamás, papás, las procura, no permite ningún tipo de injusticia o abuso, Sin embargo, si es ajena o es una mujer que no le simpatiza; la nuera por el hijo, o la cuñada por el hermano, puede expresarse negativamente de ella ofendiendo al género femenino o despreciando a su persona por sus actos, desde esa perspectiva. La juzga más fácil. Ese es el error.
Eso es lo que hay que mejorar en nuestro entorno, ciudad, país y mundo.
Entonces, una verdad es que la injusticia, históricamente, avanza en el abuso sexual, hacia la mujer; hay que recalcar este aspecto, porque es el más preocupante y el que se continúa ejerciendo brutalmente. No hay más, tenemos que respirar.
Hay que pararlos y no dejarlos. Empero, también hay que detenernos a nosotras mismas, para no dejar que el ogro machista se desarrolle.
Esto no representa a todos y todas, ni determina a nadie. Simplemente hay que dejar liberar a esos estereotipos, tejidos morales y enseñanzas prejuiciosas.
La transformación verdadera proviene desde, la mujer y sus multiples facetas:
Ella es la voz.
Ella es la libertad.
Ella es el cambio ancestral.
Excelente artículo, muy reflexivo.