Por Beatriz García
En diversas ocasiones al estar con una pajera deseamos ser las personas más felices y afortunadas por tener el amor y cariño de alguien, así como amarlo y estar siempre ahí, pero…. ¿Qué pasa cuando la persona que tienes a lado solo es una compañero de tiempo y no es con quien estarás toda la vida?
Eso a muchas personas les causa miedo y hasta inseguridad, pues todos desean una historia donde puedan ser él o la protagonista, pero no la persona que solo encamine a el amor de su vida.
Tal vez te encuentres con el compañero de viaje o el acompañado, aunque la mayoría de las personas desearían ser lo segundo. Nadie puede elegir qué papel jugar, ya que en el amor nada está escrito.
Después de esta breve descripción sin sentido, pero mucho para mí, deja que te cuente la triste historia en la cual me envolví al convertirme de acompañante a ser acompañado.
Esto radica desde un sueño que tuve días atrás, cuando plácidamente me encontraba descansando en la comodidad de mi sillón y poco a poco, mi subconsciente me traiciono transportándome a un escenario conocido como una escuela misma, donde se encontraban diversas personas, pero entre todas ellas destacaba una, que por más que deseaba que no estuviera ahí sobresalía esa piel braseada, labios carnosos pelo lacio y pronunciados atributos delanteros, ¡Como no poder mirarla, claro quien más si no ella, la única que me eleva a lo más alto y la misma que me baja con el mismísimo diablo, yo una presa de sus encantos, de su hablar, de su mirar, joder de ella soy su fiel esclava que a la primera petición estoy ahí!
Al pensar que de nuevo estaba cerca de mí, se estremecía todo mi ser y que después de esto no la dejaría ir, me hacía la persona más feliz, lentamente me acerqué a ella, en busca de sus labios, de su calor, pero ella se alejaba y era causa de una extraña voz, la cual me llamaba y entre más corría a sus brazos más se alejaba de mí, hasta que esa molesta voz causó que me despertara y al abrir los ojos, vi a mi novio.