Por Brenda Trujillo
El tiempo no me determina,
Pero sí me demanda,
Si persisto en la condena.
¿Persistir? ¿Desistir?
Si me mantengo en la misma línea,
La sombra de mis cadenas,
Reforzará a mi correa,
Sin detener a mis tormentas.
Heme aquí, ante la monotonía,
Pero la luz me invita,
A no rendirme, a no rendirnos,
La solución se vuelve tardía,
Pero me empuja y grita,
Para que nos reivindiquemos.
Hoy me entrego a la verdad,
Sin temor y con decisión,
Rompe mi cotidianidad,
Y altera mi respiración.
Hoy me remito al placer,
Y a sus múltiples consecuencias,
Ante su búsqueda constante,
La idea de lo faltante,
Para el sentido de nuestras vidas,
Provoca decadencias, pérdidas,
Y que nuestro bosque humano empiece a arder.
Correr, vociferar, explotar,
Verbo que retumban,
Que no provocan azotar,
Realidades que nos abruman.
El reloj nos castiga,
Pero sigue la metamorfosis,
Ante nuestras crisis,
Y la sensibilidad cristalina que nos amaga.
Miércoles aventurero,
Pero sombrío,
Abril oscuro,
Pero leccionario.
Las ramas de los árboles,
Atraen a mi alma,
Con figuras danzantes,
Macabras y energéticas.
Para acabar con el karma,
Y las viciosas prácticas,
Que conducen a la destrucción,
Pero brindan satisfacción.
Persigamos el oasis,
Para la total curación,
Del interior de nuestro croquis,
Y conseguir una reivindicación.
¡Sol radiante!
¡Lluvia penetrante!
¡Viento torrente!
¡Frío imperante!