Reflexión en plena mitad del 2024: Julio, el mes de la esperanza

Por Brenda Trujillo

Por Brenda Trujillo

Estamos a mediados del año de 2024, una fecha cordial, antes de que culmine, para aún reparar lo que queda pendiente en nuestras vidas.


Estamos embriagados de nuevas expectativas, ya paso el tiempo electoral y el próximo octubre, llega una nueva presidenta a México. Las lluvias tardaron, pero llegaron.

Los días nublados y frescos ya se necesitaban, pese a que hay algunas afectaciones en Estados y regiones por las inundaciones, pero el cambio climático está en su cúspide en cualquier estación.


2024, de acuerdo al horóscopo chino es el Año del Dragón. En términos de la ONU es el Año Internacional de los Camélidos y según la FAO, es el Año de la Acción Anticipatoria en Centroamérica.


Cerramos este mes en domingo 30 de junio y mañana iniciamos 1 de julio; cabe mencionar que todos tenemos nuestros demonios que no nos permiten continuar, tranquilamente con nuestra existencia.


Los demonios interiores son los más importantes y complicados de lidiar; los cuales se pueden relacionar con rupturas amorosas, familiares, amistosas, laborales, artísticas, inseguridades personales, duelos de muerte y simbólicos, etc.


La salud física es indispensable; la salud mental es como la única pieza que falta en el rompecabezas. Parece que no hay mucho problema cuando se carece de ella, pero con el paso del tiempo nos percatamos que es aliada también de la salud física. Es la determinante para que gocemos de la esperanza.


Han sido tiempos difíciles, y este año se vislumbra más luz que otros, asimismo se rescata la posibilidad de un futuro mejor tanto en lo financiero, social y lo personal, dependerá de cada uno de nosotros, pero a veces el contexto puede ser un factor positivo para nuestra reivindicación.
No por ello, hay que bajar la guardia.

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