Preámbulos de la aceptación y la entrega total ante el reconocimiento de la derrota humana

Por Brenda Trujillo

Por Brenda Trujillo


Siempre hay opción. Siempre hay posibilidad. Lo único que no tiene solución es la muerte, en todos los demás rubros, sea de forma positiva y negativa, hay una resolución…

En ocasiones, los seres humanos se atormentan por sus problemas y consideran es el “fin del mundo” y que es lo peor que les ocurre a ellos. Sin embargo, cada quien lidia con el respectivo nivel de sus precipicios, la cuestión raya en cómo afrontarlo….


¿Qué le dirías a ese ser querido (familiar, amor, amigo) que perdiste y lo extrañas muchísimo?


Puede ser por diversas razones, ya sea por muerte, lejanía, decisión de ambos, una supuesta traición, diferencia ideológica, o algún otro motivo que implique que ya no lo volverás a ver.


La separación es una de las situaciones mayormente dolorosas. Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, indicaba que la separación del otro, es la angustia más primitiva.


En Duelo y Melancolía (1917), escribe: “El duelo, es por regla general, la reacción frente a la pérdida de una persona amada o de una abstracción que haga sus veces, como la patria, la libertad, un ideal, etc.”


No obstante, hay distintos tipos de duelo, en la actualidad se remontaría desde una muerte hasta una fuerte separación de alguien que quisiste muchísimo, ya sea que su partido haya sido por causa de ambos, de él o de ella, de una equivocación que parece ser irreparable, pero que al menos la otra persona ya no desea convivir o tratar contigo. Eso es una de las cimas más taciturnas. Saber que existe físicamente esa persona aún, pero que simbólicamente ha muerto por la ruptura.


La diferencia entre un duelo de una persona que ha muerto y de una persona que ha partido se establece que, en el primer caso no hay vuelta atrás, no puede resucitar, y en el segundo caso, aunque es muy difícil que retorne, se omite el nunca, pues hay una ligera esperanza. Y esa pequeña posibilidad, a veces hace retumbar el alma de forma emocionante.


Quizá a ese ser querido le podrías transmitir un mensaje semejante:


“Ya no estás aquí, ya no estás conmigo, pero debes saber que no me arrepiento ni un solo instante de haber pasado tiempo contigo, sea lo que sea, agradezco haberte conocido, no refuto de tu presencia y me gustaría que aún permanecieras conmigo, sé que ya no es posible, pero en algún momento volveré a encontrarte y nos daremos un abrazo de reconciliación, quizá en el mundo después de la muerte o bien, en el terrenal, dentro de un tiempo, cuando menos nos lo esperemos”.


Cuando no queremos desprendernos de aquello que tanto quisimos o deseamos, el proceso se vuelve más complicado, pero hay que tener la fuerza para admitir lo que ocurrió, esa historia tormentosa que se puede convertir en un idilio o en una enseñanza para el otro…

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