Por Brenda Trujillo
Rememorando al enigmático Harry Potter y en la tercera saga del prisionero de Azkaban, se abordan a los famosos dementores, seres oscuros y extraños que roban el alma de las personas, les provocan un vacío y desprendimiento terrible de la realidad. Si ellos matan, condenan al alma y la forma de morir es devastadora.
Los dementores son unos seres fantásticos, creados por la querida escritora J.K Rowling, pero son merecedores de una analogía con la vida. De lo maravillosa y tormentosa que puede ser al mismo tiempo. Es decir, hay cuestiones exteriores, fuera del control humano, que generan una desgracia. Pero la misma naturaleza lo puede recomponer.
Incluso, en ocasiones la humanidad es miserable ¡Sí! Lamentable emitirlo, pero cierto… Pues, el individuo puede cometer actos atroces que afecten otra vida o el curso de la tierra…
No obstante, hay una forma de combatirlos: ese es el patronus, el cual consiste en una serie de buenos recuerdos para que los dementores no lleguen al clímax crítico cuando están a punto de desprenderte el alma.
Esos seres extraños siempre van a querer gobernar tu cuerpo, quitarte cada centímetro de la satisfacción o autorrealización, así sea la mínima felicidad que poseas, los dementores se encargarán de arrebatarla. El lado desdichado y oscuro de la existencia es lo que pretende y es con la que hay que batallar día a día.
Estos entes malignos abarcan desde la añoranza de un ser querido que ya no se encuentran entre las filas del planeta, la pérdida de una pasión, un trabajo, un camarada o un familiar, hasta el conflicto monótono de no estar ejerciendo lo que te gusta.
En resumen, una vida de la que te sientas atrapado, desdichado o depresivo.
Pero la luz irrumpe con los patronus, es el hechizo que Harry Potter usaba para luchar contra los dementores.
Una chispa de dicha te lo pueden generar situaciones muy sencillas; una sonrisa, un abrazo, unos versos, una pintura; una obra de arte.
La mejor felicidad no se trata de un placer efímero; sino de una cuestión pequeña, pero que sea simbólica, impactante y profunda.
Si este próximo fin de año, te sientes devastado al no haber logrado todas las metas que te proponías, no tires la soga.
A veces cuesta mil hectáreas imaginarse algo reconfortante que te haga feliz. Pero cuando uno está a punto de desmoronarse es la mejor fórmula, cerrar los ojos y tratar de experimentar la misma sensación que cuando se estaba extasiado, chispeante o emocionado.
Los patronus de tu vida son más fuertes que las tragedias; visualiza más años y meses atrás y no te arrepentirás. Lo que sucede es que los dementores quieren causar ceguera. No permitamos ellos triunfen.