Nueva generación de políticos

JULIO HUERTA
SECRETARIO DE GOBERNACIÓN DEL ESTADO DE PUEBLA

En repetidas ocasiones he comentado en foros, que pertenezco a una nueva generación de políticos. Ante el cuestionamiento del significado de este calificativo sobre una actividad que desafortunadamente está altamente devaluada, siempre expreso una respuesta en la que creo firmemente.

La política debe significar servir, acordar, dialogar y mediar. Más allá de hablar de la lucha por el poder, como generalmente se entiende todo lo que se relaciona con la política, mi visión es de entendimiento y de buscar soluciones.

La política se percibe hoy en día como lejanía en lugar de cercanía; como conflicto y descalificación, en lugar de acuerdos y respeto; como algo sucio y desagradable, en lugar del camino para construir en grupo aquello que no podemos lograr solos.

Hablo de una nueva generación de políticos al referirme a hombres y mujeres que vemos la cercanía y el contacto con la gente, como el paso necesario para entender lo que viven y sienten esas personas y, con base en ello, buscar la forma de que se den acuerdos con todos aquellos que pueden participar en las soluciones. Los nuevos políticos estamos donde está la gente, sin importar que haya trabajo de escritorio que hacer más tarde.

Esta nueva generación a la que me refiero, es consciente de que la gente ha perdido la confianza en lo que se ofrece y se promete. Por años se les ha fallado, se ha abusado del poder y se ha marginado a los más necesitados, usándolos únicamente cuando conviene a intereses electorales.

Esos políticos del pasado han quedado fuera o están a un paso de estarlo, porque los ciudadanos están más informados y ya aprendieron de las malas experiencias que vivieron a causa de esta gente abusiva, que solo les prometió, pero nunca les cumplió.

Pertenezco a una generación de políticos con ideas sociales muy arraigadas, con una vivencia clara de lo que es esforzarse y ganarse las cosas trabajando. Porque solo los que trabajan entienden a los que trabajan.

No vemos la política como una llave a la riqueza instantánea, todo lo contrario, rechazamos esas prácticas de corrupción y abuso de poder, de traición a la confianza de la gente, y sabemos que para vivir bien no es correcto ni necesario robar ni hacer uso indebido del poder.

Esta generación de políticos, entendemos que hay que prepararse y además abrir espacios para que los que saben más de un tema o materia, hagan equipo para diseñar políticas públicas, planes y presupuestos técnicos que lleven a la realidad una visión o idea política.

Sabemos convivir con quienes saben más que nosotros en otras materias, no los marginamos y mucho menos los rechazamos.

Entendemos que para ser útil debe haber una mezcla entre la política y la técnica, entre la teoría y la práctica.

Creo que los nuevos políticos deben estudiar y los nuevos técnicos se deben asociar. Así de simple. No se puede experimentar la carencia desde una oficina con aire acondicionado, pero tampoco hay soluciones a problemas sin libros leídos

Ésta es la generación que represento y a la que quiero apoyar a crecer. Veo el futuro de México como uno en el que o se es solidario o no habrá futuro. Un México en el que todos entendemos que a nadie conviene tanta desigualdad. La justicia social debe dejar de ser un discurso o algo políticamente correcto, para estar en las aulas, y después, en el trabajo público y privado.

Pero no basta la intención ni el cambio de enfoque y prioridades de los y las personas que estamos en el servicio público. Se requiere de una cultura de respeto mutuo y de corresponsabilidad social, lo que significa el entendimiento y convicción de que todos necesitamos de todos, pero más importante aún, la vivencia de que pequeños cambios en nuestro actuar propician cambios enormes en toda la sociedad.

Si quienes nos dedicamos a lo público no mentimos, no robamos, no traicionamos, nos preparamos, estamos con la gente en donde están los problemas, y al mismo tiempo la sociedad juega un rol de respeto por los demás, lograremos solucionar rezagos históricos y problemas que hoy se antojan imposibles.

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