Por Brenda Trujillo
La muerte; un llamado, un susurro, un suspiro
Se culmina la temporada de muertos, otro año más, en la que la calaca está presente entre los vivos, en la que se celebra y se rememora a los que partieron por distintas razones. Sin embargo, la realidad es que casi siempre “la idea de la muerte” se destaca entre los humanos.
La muerte es temible y armoniosa. Es irremediable e inesperada. Se vuelve intensa, reflexiva y triste cuando alguien cercano a nosotros le toca morir. Es metódica, normal y cruda cuando la ves constantemente. Es un suplicio y una cuestión con muchas derivaciones y matices. Es algo complicado. Pero, también es necesaria, contundente y la debes transformar en tu amiga, no en tu enemiga.
Muchos se atemorizan ante la sola suposición de morir y evitan el tema, otros tantos la idolatran. Un sector reprueba el culto a la muerte, más que en la actualidad se han creado a una variedad de santos, que se acoplan a diferentes ideologías.
Entonces, no hay que padecer miedo ni venerar en exceso, pero sí es importante enfrentarla, tanto para los demás, como para sí mismo. Hay que guardar silencio y tenerle respeto, pero es válido observarla también de modo burlesco.
Por ejemplo, la gente a veces se escandaliza cuando se emiten declaraciones como estas: “Hoy puede ser el último día que viva así que te encargo que no le olvides decirle que la amo”, “Hoy te quiero dar un abrazo porque puede ser el último”, “Este 2021 puede ser mi último cumpleaños”, algunas de dichas oraciones causan alarma a las personas allegadas porque piensan que ocurre algo o que uno es negativo, empero no necesariamente; simplemente se trata de ser realista y por otro lado, de buscar el lado amigable de la muerte.
Algunas de las respuestas de la gente cuando escuchan algo así son: “Estas tonto/a”, “No digas eso”, “Ni Dios lo quiera”, entre otras expresiones. Pero ¿Por qué? De antemano, son situaciones que no se desean y uno intentará estar vivo hasta que el cuerpo y el alma aguanten, pero siempre hay posibilidades realistas que deben estar latentes y ser aceptadas.
Así que, si un ser querido te manifiesta un pensamiento similar hay que entenderlo y hasta admirarlo, porque tiene otro grado de profundidad y visión (siempre y cuando no se catalogue como una persona suicida, ya que ahí la línea psicológica es diferente).
La muerte es taciturna e insoportable ¡Sí! Pero, para hacerla más leve, hay que seguirla estudiando, hablar de ella sin que te olvides de vivir plenamente y continuar plasmándola en las películas, libros, pinturas y en más materias, ya que a lo largo de los años, la muerte se ha convertido en arte.