Beatriz García
Para la mayoría de nosotros sólo hay dos periodos en la vida en la que se tiene “tiempo”, en la niñez y cuando uno se jubila, sin embargo con la llegada del Covid-19 a nuestras vidas, se agregó otro momento la “cuarentena“, término erróneo ya que van más de 40 días que muchas personas han estado en casa.
Ha sido o es un tiempo muy especial, porque por primera vez en años estamos con nuestra familia, empezamos a conocer a nuestros hijos y a ser más conscientes de los gustos, hábitos y necesidades de cada miembro de la familia, al principio seguro fue difícil, en especial si acataste la indicación de quedarse en casa, el hecho de convivir tanto tiempo con personas que usualmente no tenías más allá de 5 horas de convivencia al día.
En algunos casos hubo severos problemas como peleas, ganas de separarse, divorcios o incluso violencia; pero más allá de estos aspectos y como la misma naturaleza nos enseña desde hace milenios, el ser humano se adaptó, e incluso disfrutó de ese tiempo que no tenían desde la niñez, se acostumbró a tener una vida de cercanía con la familia y de tiempo de calidad.
Logramos estar juntos cada día, adquirimos hábitos como comer en casa, a ciertas horas, dormir hasta realmente descansar, aprendimos a alejarnos del estrés directo de tu jefe, del trabajo, del tráfico, de ser mejor que el de a un lado y comenzamos a vivir.
Ahora con la “nueva normalidad” tendremos abruptamente que volver a adaptarnos a no estar más con quien amamos, a estar solos, a dejar a la familia con la que estuviste cada día de los últimos meses y eso duele, duele mucho, porque es algo que no queremos hacer pero lo debemos llevar acabo para traer el sustento a nuestros hogares.
El cómo manejar el estrés nuevamente será fundamental para la salud física y emocional de todas las personas que nos reincorporamos nuevamente a la vida laboral, la soledad nos alcanza hasta en la empresa más concurrida, y esto nos cansa, y a la vez nos entristece que “no hay de otra”.
Una vez más se cumple el refrán popular de “nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”, porque ahora es cuando hubiéramos deseado pasar aún más tiempo con la familia, haber hecho más y no dejarlo para otro día, pues ese otro día es hoy que nuevamente no tienes tiempo.